Empezar a trabajar con un equipo nuevo es todo un reto, en mi caso genera una mezcla de curiosidad y emoción ante el hecho de asumir un cargo tan importante con el objetivo de llevar a buen puerto su dirección.
Siempre que me piden que desarrolle este trabajo me pregunto si seré capaz. Mi conclusión es que todos lo somos. Conseguir nuestros objetivos pasado el pánico inicial y los pensamientos que nos paralizan es solo cuestión de ponernos en marcha. Esto es bueno que nos lo repitamos porque la autoconfianza es esencial para desarrollar este tipo de trabajos.
¿Y qué es un equipo?
Hay muchas definiciones para ello, pero una se acerca bastante a la realidad de los hechos:
“Conjunto de personas comprometidas con un propósito, un modo de trabajar y unos objetivos, de cuyo resultado se consideran responsables”.
Teniendo en cuenta esto, no debemos nunca confundir dos términos de los que en ocasiones se habla indistintamente:
2. Equipos: siempre se establecen una serie de normas. Los miembros asumen responsabilidades propias y de conjunto, los roles están definidos y equilibrados y sus miembros participan en el proceso de toma de decisiones del equipo
Otra cuestión que debemos tener en cuenta es la selección de los miembros más indicados. Estas 6 pautas son importantes:
- El objetivo común propuesto debe ser aceptado por todos los componentes del equipo.
- Generar una confianza entre los miembros es una de las tareas que hay que llevar a cabo, deben ser empáticos y honestos.
- La comunicación es esencial, tenemos que aprender a generar un ambiente de confianza, ya que eso fomentará que se expresen ideas, emociones y opiniones.
- Cada rol debe estar claramente establecido, asignaremos esto de manera inicial para no crear complicaciones durante el proceso de trabajo.
- Se establecen una serie de normas y una autoridad, pero se crea un margen de confianza donde todos participen en las decisiones.
- Cuando hablemos del éxito o del fracaso del proyecto, siempre será fruto del colectivo, no del individuo.
En ocasiones, me preguntan donde radican los beneficios de trabajar de esta forma. Me gusta indicarlos porque esta manera genera logros y metas, pero hay que ser realista, todo en la vida conlleva algunas desventajas.
En mi opinión, lo positivo de trabajar de esta forma conlleva lo siguiente:
- La cooperación genera mejores soluciones aportadas por los miembros.
- Hay un mayor grado de conocimiento, puesto que son varios roles con diferentes especialidades, lo que genera una profundidad de temas.
- El compromiso es mayor, si se ha trabajado bien en la selección previa de los componentes. Hay una posibilidad mayor de encontrar obstáculos potenciales, pero también sus soluciones.
- Hay que recordar el famoso refrán “cuatro ojos siempre ven más que dos” si eso lo multiplicamos por todos los miembros que necesitemos incluir en nuestro equipo siempre podremos conseguirlo con una mayor rapidez.
Como os decía, la experiencia también me hace hablar de las desventajas y tenemos que conocerlas y estar preparados para combatirlas.
- Las decisiones son más lentas. Está claro que cuando hay varios componentes, todos han de ser escuchados, tomados en cuenta y por último llegar a una determinación. Por tanto, en este caso puede demorarse la toma de decisión final.
- Cuando se interactúa, es normal que haya roces o conflictos.
Hay ocasiones en las que tienes todos los elementos para triunfar con un equipo, pero, sin embargo, ha habido algún eslabón en la cadena de trabajo que no ha sido bien resuelto previamente.
Tenemos que tener una buena planificación para impedir cualquier tipo de sorpresas desagradables. Aun así, a veces ocurre y lo que tenemos que hacer es tratar de prevenirlas:
– El estilo de liderazgo inadecuado. Debemos tener en cuenta las situaciones a las que nos enfrentamos, pero un estilo democrático es el más adecuado. ¿Podría dirigir un equipo de trabajo alguien que está gritando y dando órdenes todo el día a sus miembros? No, no tenemos ni que pensarlo, la respuesta es un NO rotundo. Esa carga de emociones negativas, no deja cooperar al resto de componentes, solo genera fracaso.
Características de un buen líder
En una ocasión, cuando todavía no había dirigido a ningún equipo, pero si formaba parte de uno, me encontré con un director que cada día venía a trabajar con una propuesta nueva y diferente a la del día anterior.
Los primeros días los tomé con ilusión y como un reto, pero se terminó a las pocas semanas cuando no podíamos aportar nada, sus formas eran radicales y cundió el desánimo y la frustración entre todos los miembros.
Acto seguido el proyecto se fue al garete y nuestra participación con él. Por ello hay que tener claro y conocer todos los tipos de estilo, para aplicar el más adecuado, pero siempre con lógica y haciendo partícipes a todos los miembros del equipo.
¿Qué es la inteligencia emocional?
La primera vez que me hablaron de ello hace algunos años me sonó a chino, no tenía ninguna idea acerca de ella, pero cuando me adentré en conocerla y ponerla en práctica descubrí que podría ser beneficiosa para mi vida personal y laboral.
No os voy a soltar ningún rollo, ni definición enmarañada, os daré la mejor que leí acerca de ella y corresponde a Daniel Goleman, un psicólogo estadounidense que trata este tema de manera muy amplia en sus obras.
“La capacidad para conocer nuestras propias emociones, las delos demás, así como la habilidad para usar este conocimiento en la propia vida”
La inteligencia emocional se aprende y nuestro esfuerzo tiene recompensa, ya que equilibramos nuestra razón y nuestras emociones. Si conseguimos este equilibrio, el conocimiento propio de nuestras emociones y sentimientos y el de los demás, nos acercará a desarrollar un gran trabajo como líderes de un equipo eficaz.
Este es mi consejo para llegar a ser un buen líder en la gestión de equipos eficaces de trabajo: trabajar la inteligencia emocional.
¿Qué te ha parecido el artículo? ¿Has trabajado en la gestión de equipos? ¿Se te ocurren más pautas para llevar a cabo una buena dirección? Cuéntame tus experiencias 🙂